En el sucio y pálido azul de una cafetería, querer sus ojos blancos rodeaban las pestañas . Gustaba entonces acariciar sus grises plumas bajo las mesas y querer derrochaba la lluvia en su mirada. Querer harta de soles jóvenes imberbes prueba sigilosa los colores ancianos, oculta pasiva sus aleteos incesantes y su lengua coral se arrastra en las migajas. Querer amaba odiar lo que antes la hacía suspirar.
Y empapada de olor tostado, gris se pierde en el cielo a sonreír.
29 de julio de 2010
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